«SALTO HACIA LA ETERNIDAD»

En el remate de la falla, la danzarina sentía calorcillo y un cosquilleo bajo sus pies, y se puso a bailar: divertida, frenética, traviesamente. Su felina mirada reflejaba un espíritu de perfecta y completa felicidad. Estaba como loca, poseída por una fuerza misteriosa, moviéndose ingrávida y libre mientras dibujaba en el aire, como serpentinas, cabriolas y piruetas imposibles. Miró hacia un cielo preñado de estrellas. La luna, tímidamente entre las nubes, observaba y lloraba emocionada. Tan dichosa se sentía que saltó briosa desde su alto pedestal, iluminando el cielo, brincando de estrella en estrella hacia el infinito, buscando la eternidad.